Sobre la inscripción de la Cruz del Señor (18)

Sobre la inscripción de la Cruz del Señor

Roberto Jiménez Silva
Teólogo Seglar.

Todos los evangelistas aluden al pronunciamiento o inscripción que ordenó colocar Pilato sobre la cruz del Señor.

(Mt. 27,37) Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: <<Este es Jesús, el Rey de los Judíos.>>

(Mc.15,26) Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: <<El Rey de los judíos.>>

(Lc. 23,38) Había encima de él una inscripción: <<Este es el Rey de los judíos.>>

San Juan como testigo ocular, es el que habla de esta inscripción con más amplitud cuando dice:

(Jn. 19,19-22) Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: <<Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.>>

Esta inscripción, -continúa el Evangelista- la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.
Sigue Juan: Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: <<No escribas: ”El Rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”.>> Pilato respondió: <<Lo que he escrito, lo he escrito.>>

La reliquia con la inscripción de la cruz conservada en la basílica romana de la Santa Cruz, es un trozo de madera rectangular de 25 por 14 centímetros, de 2,6 centímetros de grosor y de un peso de 687 gramos.

Esta inscripción que, según acabamos de comprobar, se puso por orden de Pilato sobre la cruz del Señor, algunos estudiosos son de la opinión, que la mandó colocar para excusarse de haber condenado a Jesús, suponiendo que hubiese aspirado al reino de Judea; otros opinan que fue, para que supiera la multitud la causa de su condena.

También encontramos con que algunos estudiosos, entre ellos Amat en su Historia Eclesiástica, nos dicen, que Jesús llevaría esta inscripción pendiente del cuello al ir al suplicio, siguiendo la práctica costumbre de la legislación criminal romana.

Se dice que esta inscripción fue enterrada con la cruz del Salvador, y cuando Santa Elena la descubrió encontró también éste rotulo, pero separado de la cruz, parte de cuya tabla se conserva con la debida veneración en Roma.

Aunque hemos investigado algo muy interesante sobre éste aspecto, referido por Berault-Bercastel en su Historia Eclesiástica: En el mismo día en que se recibió en Roma la noticia de la toma de Granada por los Reyes Católicos D. Fernando y Dª Isabel, y consiguiente extinción del Mahometismo en la Península, y por lo cual se les confirmó el dictado de Reyes Católicos, se descubrió en Roma, por unos albañiles en la bóvedas del templo de Santa Cruz, el título que se había puesto en el cruz del Salvador. Título que si bien se decía que Santa Elena, madre del Emperador Constantino, le había enviado a Roma desde Oriente, con el transcurso del tiempo había desaparecido y se ignoraba su paradero.

El célebre arqueólogo B. Drach, bibliotecario de la Propaganda… en Roma, en una carta dirigida al abate Liberman, -un judío convertido- le dice: La parte de inscripción hebrea de éste rótulo está escrita en siríaco corrompido, o Siro-Caldeo, como señala el P. Scio, que era el lenguaje común en Jerusalén en la época de la crucifixión y muerte de Jesús.

El orientalista Drach observa también que: por la forma grosera de la inscripción griega que sigue a la hebrea, y por la latina con que termina el rótulo, puede presumirse que las tres inscripciones fueron hechas de una misma mano, quizá escritas o pintadas por algún judío asalariado en el mismo proconsulado romano de Jerusalén, para esta clase de trabajos.

Al final de su extensa investigación que se recoge en el tomo XVIII, páginas 191 a 341 de sus Anales de Filosofía Cristiana hace notar que: después de haberse escrito el texto hebreo de la sentencia de derecha a izquierda, como se escribe en éste idioma, la repetición, o digámoslo así, la traducción que sigue en griego, y la inmediata en latín, las escribió también a la inversa de lo que se practica en estas dos escrituras; es decir, trazó los caracteres como en el hebreo, de derecha a izquierda. Esta curiosidad no extrañaría, ni a los griegos que habían ido a Jerusalén a celebrar la Pascua, para conocimiento de los cuales se reprodujo la inscripción en su idioma, ni a los latinos o romanos que mandaban en Judea, para quienes se añadió la versión latina; y no les extrañaría, porque unos y otros estaban acostumbrados a ver documentos o inscripciones de sus respectivos idiomas en la forma inversa del hebreo.

Por lo tanto, la parte de inscripción latina a la que nos referimos, estaba escrita de derecha a izquierda en esta forma: muroeaduI xeR sunerazaN suseI. Observadlo con atención en la pintura de más arriba.

Es precisamente en esto, donde se fundan algunos de nuestros artistas y que hemos observado que alteran incluso el orden de las iniciales de la inscripción de la cruz del Señor poniendo I.R.N.I en lugar de I.N.R.I. que es como se acostumbra, suponiendo escrita la inscripción latina por el orden natural que seguimos al escribir este idioma.

ioma.

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